Euforia y alivio en cantidades prácticamente iguales explotaron en los corazones de los integrantes del equipo español y de la mayoría de los 16.000 espectadores que poblaron el Palau Sant Jordi cuando David Ferrer selló el 2-0 con el que España aventaja a República Checa en la final de la Copa Davis por BNP Paribas.
Había dudas razonables acerca de cómo el número dos del mundo podría solventar los momentos delicados de un partido tras el fiasco del Masters de Londres, pero Nadal se encargó de borrarlas de un plumazo al levantar un amenazante 0-30 con 4-5 en el primer set, quebrar para 6-5 y llevarse la manga. “En el primer set tenía que sufrir. Era un partido de nervios, más siendo una final y que había perdido los últimos tres partidos. Es lógico, pero había que sacar el primer set como fuera y lo he hecho”, dijo “Rafa”.
La diferencia, lograda ante un Berdych que había empezado a sacar realmente mal acercándose el final la manga, fue liberadora. Nadal encendió el turbo y dejó a Berdych “groggy”, al punto de conseguir ganar 12 games consecutivos. “Intenté mantenerme (en el partido), pero no creo que haya habido muchas cosas malas de mi lado. Él estuvo excelente hoy. Mi gran error fue que no saqué bien en todo el partido y ese es el punto clave de mi juego”, apuntó el checo al final.Las fallas en el servicio de su rival y un juego granítico, propio del Nadal que fue número uno del mundo y no del más falible de los últimos tiempos, terminaron dando el primer punto al equipo capitaneado por Albert Costa. El manacorí se congratuló de haber empezado a “jugar con más calma, más largo y más hacia los costados” tras quedarse con el primer set.
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